La región de Asturias, ha entrado en una dinámica de destrucción ambiental de su biodiversidad sin precedentes en los 40 años de historia de conservación en estas tierras.
La polémica del lobo, enquistada por la negligencia de los miembros de la nueva Viceconsejería de Medio Ambiente, llega a su máximo ante las exigencias, ya claras y contundentes de los sindicatos de exterminar la lobo.
Pedir el control total del lobo en las zonas ganaderas, es pedir su aniquilación, puesto que el 100% del territorio de Asturias posee un uso ganadero, a excepción de los farallones rocosos que ni los usa el ganado ni los lobos.
FAPAS mantuvo hace meses una reunión con el Viceconsejero de Medio Ambiente Benigno Fernández Fano, donde se nos confirmó que no se aceptaría ningún estudio científico sobre el lobo que no fuera hecho por la propia Administración, (FAPAS había solicitado llevar a cabo un estudio sobre el lobo).
En ese momento, el Viceconsejero valoraba la absoluta capacidad de la Administración de Asturias de poner orden en la problemática del lobo, principalmente incrementando el número de lobos a matar
Bien, meses más tarde la situación no puede ser más conflictiva. Pese al incremento de lobos muertos, los daños no parecen bajar o al menos así lo presuponen las intensas reclamaciones ganaderas o el posicionamiento del colectivo de sindicatos ante una propuesta de semejante radicalidad.
El conflicto lejos de atenuarse se incrementa, se enquista y llena de crispación a ganaderos y ecologistas, reflejando el profundo fracaso de los planteamientos que la Administración asturiana ha llevado a cabo con un propósito oculto.
En realidad, el conflicto del lobo en Asturias posee un trasfondo poco conocido.
Absorber las competencias en materia ambiental, pasándolas desde Desarrollo Rural a Infraestructuras y Medio Ambiente, no tenía otro fin que potenciar la figura del Consejero Fernando Lastra hacia la Presidencia del Principado, dado que el actual Presidente Javier Fernández ya anunció que no seguiría.
El lobo era la gran baza para hacer del Consejero Lastra un líder y obtener el voto del mundo rural. Matar lobos era la puerta para alcanzar la Presidencia en no menor lucha con otros partidos políticos. Una estrategia que como se dice: le ha salido el tiro por la culata.
Al margen de otras cuestiones políticas, al Consejero Lastra el lobo solo le ha servido para salir escaldado, poniéndose en evidencia que la solución a la problemática del lobo no puede tener únicamente una visión de oportunismo político.
La sentencia de Castilla y León que anula al Gobierno castellano la posibilidad de matar lobos, es evidentemente el detonante de la actual situación en Asturias. Los sindicatos tratan de presionar a la vista de que en esta región tanto ASCEL como PACMA han presentado recursos al Plan de Gestión del Lobo, recursos que están pendientes de resolución en el Juzgado. Los sindicatos suben el tono de sus exigencias pidiendo la extinción del lobo ante posibles consecuencias judiciales como ha sucedido en Castilla y León donde la Ley ha dado la razón a los conservacionistas.
Triste imagen la que dan estos sindicalistas, tratando de presentarse como víctimas de la incomprensión y la solidaridad.
Lo curioso es que aún no hemos oído a ningún sindicalista preocuparse de la alimentación de terneros en suelos contaminados por arsénico. Es posible que la salud de los ciudadanos les importe poco, vamos, creemos que les importan un bledo.
ASTURIAS DILAPIDA SU PATRIMONIO BIOLÓGICO, NO LO PERMITAS
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