Después de mucho esfuerzo, la tendencia general del oso pardo cantábrico es hacia la expansión, pero si no se combaten y denuncian los focos habituales de furtivismo, esa trayectoria puede volver a cambiar en muy poco tiempo.
La población de lobos de la zona cantábrica era, hasta hace poco, una de las mejor conservadas de la Península Ibérica, y de las pocas que cumplían su función ecológica como depredadores de fauna silvestre, en territorios de alta biodiversidad.
Desde el año 2006 Fapas trabaja en la costa cantábrica poniendo en práctica medidas de conservación que tienen como objetivo fomentar la presencia de ejemplares en el territorio
En 1999 FAPAS alerta sobre la desaparición de la abeja melífera en estado silvestre, poniendo en marcha todo tipo de iniciativas que favorezcan la polinización en los ecosistemas de montaña donde viven especies amenazadas como el oso y el urogallo
Para garantizar la viabilidad de nuestras aves carroñeras a largo plazo, debemos tratar de erradicar la utilización del veneno en el monte, y asegurar la disponibilidad de alimento, al menos en la estación reproductora
Bajo el amparo del proyecto "frutos para el Oso", a lo largo de estos últimos 25 años se ha llevado a cabo la plantación de más de 500.000 árboles frutales, principalmente en el área de distribución del oso pardo cantábrico
La Cordillera Cantábrica posee una gran cantidad de explotaciones mineras que han destruido magníficos hábitats del urogallo cantábrico. Ponemos en marcha un proyecto demostrativo de cómo restaurar estos ecosistemas.
Desde hace casi 25 años, FAPAS vigila los ambientes cantábricos a través de sus cámaras de fototrampeo, convirtiéndose en un espectador de excepción, en el devenir de su fauna y la conservación de su biodiversidad
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