Nuestras abejas
En el año 1992, FAPAS realiza su primer acercamiento al mundo de las abejas, a través de la conservación del oso pardo. De forma pionera, FAPAS asume el cierre de aquellos colmenares que son visitados asiduamente por el oso, con el fin de evitar situaciones conflictivas, y de revalorizar el papel ambiental de la apicultura de montaña.
En 1999, FAPAS alerta sobre la desaparición de la abeja melífera en estado silvestre, poniendo en marcha todo tipo de iniciativas que favorezcan la polinización en los ecosistemas de montaña. De esta forma se inicia el Proyecto "colmenas para el oso" que en sus diferentes variantes, sigue funcionando hoy en día.
Dónde trabajamos
La Cordillera Cantábrica es una unidad biogeográfica de excepcional valor ambiental que mantiene los últimos reservorios de dos especies amenazadas: el oso pardo y el urogallo cantábrico, cuya dependencia de los procesos tróficos en los que intervienen las abejas es vital para su supervivencia.
Desde 1999 hasta hoy, FAPAS ha instalado más de 1.000 colmenas en aquellos territorios de la Cordillera Cantábrica donde vive el oso, favoreciendo la polinización directa sobre la flora, y permitiendo que nuevas colonias de abejas en forma de enjambres, se instalen en la naturaleza.
Propositos y metas. Problemática ambiental.
Extinción de la Abeja Melífera en estado silvestre
Actualmente, la abeja silvestre (Apis mellifera), principal agente polinizador del medio natural, depende totalmente del hombre y los tratamientos acaricidas para sobrevivir.
Teniendo en cuenta que en su continua búsqueda de alimento, las abejas recogen y dispersan de forma involuntaria el polen, convirtiéndose en el eslabón esencial de la producción de frutos, en más del 80% de nuestras plantas con flores, podemos entender facilmente, el problema ambiental al que nos enfrentamos.
Desaparición de la Apicultura de Montaña
Además, con el despoblamiento del mundo rural, desaparece la práctica apícola en el entorno de los pueblos de montaña, y con ello, la pérdida de un agente polinizador que actuó en el territorio desde hace cientos de años, en equilibrio con el ecosistema.
Los "cortines" del occidente asturiano, son testigo de ello: construcciones defensivas milenarias, destinadas a proteger las colmenas de los ataques del oso.
Abejas para la biodiversidad
La abeja melífera es el insecto polinizador más eficaz por la variedad de plantas que visita, su fidelidad a una determinada fuente de alimento, y por su estructura social. Una estrategia, en definitiva que sirve para optimizar esfuerzos, y aprovechar las sucesivas "oleadas de floración" que se suceden en la Cordillera.
Una cuestión de cifras
Si queremos medir en biodiversidad, el trabajo realizado por las abejas, debemos tener en cuenta que en una colonia de medianas dimensiones viven hasta 60.000 individuos, de los que unos 40.000, salen todos los días a pecorear, con una frecuencia diaria de 15 o 20 viajes de unos 35 minutos, y unas 30 o 50 flores visitadas en cada salida, desde que tienen 22 días, hasta su muerte (las abejas obreras viven entre 4 y 6 semanas, en las épocas de más trabajo).
Haciendo los primeros cálculos, ya podemos ver que las cifras alcanzan valores millonarios, en flores visitadas por día de actividad, para una sola colonia. Si además tenemos en cuenta que teóricamente, cada colonia tiene un radio de acción de 1.500 metros, esto sería como decir que cada asentamiento se encarga polinizar 700 hectáreas de terreno. Y por último no debemos olvidar que cada flor cede su néctar a las abejas, en cantidades insignificantes medidas en miligramos, por lo que para fabricar un solo kilo de miel, hacen falta cientos de miles salidas en busca de alimento.
Por ello, nuestro principal OBJETIVO es intentar devolver a las montañas cantábricas sus poblaciones de abejas.
De momento tendremos que conformarnos con hacerlo a través de la apicultura, ya que las colmenas deben ser tratadas cada año contra enfermedades mortales, y estar perfectamente protegidas de los ataques del oso.
Cómo lograrlos
A lo largo de estos años, FAPAS ha promovido la realización de estudios científicos destinados a cuantificar el papel de la abeja como agente polinizador del medio natural, quedando demostrado que el manejo apícola puede ser una herramienta natural, económica y efectiva para aumentar la producción de frutos silvestres, y con ello, la biodiversidad de nuestros ecosistemas.
Ahora toca poner en marcha INICIATIVAS PRÁCTICAS para compensar el déficit de polinización en áreas estratégicas de montaña que además permitan reintegrar a las abejas a sus nichos ecológicos.
Utilizando estaciones de polinización fijas
Mediante estaciones de polinización móviles
El "Fapimóvil" es un remolque diseñado especialmente para facilitar el traslado y manejo de las abejas, aprovechando los óptimos de floración de las especies que nos interesan, que además va acompañado de un sistema eléctrico para proteger las colmenas de los ataques del oso.
Diseñando mecanismos de protección, que hagan compatible la actividad apícola con la presencia del oso pardo en el territorio
Trabajar con colmenas en zonas de alta montaña no resulta fácil. A la dificultad de los accesos, hay que añadir los gastos invertidos en el alquiler de las fincas y el cierre y mantenimiento de los asentamientos para prevenir los ataques del oso. Además la producción de miel no resulta abundante, aunque sí de excepcional calidad.
¿CÓMO PROTEGER UN COLMENAR DE LOS ATAQUES DEL OSO?.
Puedes ver en este vídeo, nuestro sistema de protección de colmenares, totalmente eficaz a lo largo de los últimos diez años con nuestras propias colmenas.