Nuestras aves carroñeras
La única población de aves carroñeras (buitres leonados principalmente), que consiguió sobrevivir en Asturias, fue la del entorno de los Picos de Europa, alcanzando sus mínimos poblacionales en la década de los 70 del siglo pasado.
Por aquel entonces, ya hacía tiempo que el quebrantahuesos había desaparecido de nuestras montañas, a causa del veneno, y el alimoche, visitante estival procedente de tierras africanas, tampoco era abundante.
Los años 80 fueron una época de duro trabajo para el FAPAS que por aquel entonces daba sus primeros pasos. Por suerte, la respuesta de los socios no se hizo esperar y con las primeras solicitudes de ayuda. Miles de pegatinas como esta se extendieron por la geografía española como la pólvora, convirtiéndose en el santo y seña de todos los colaboradores esta Organización.
Gracias a pequeñas aportaciones de 100 pesetas, que te convertían en socio del FAPAS, conseguimos cerrar el comedero de los Rasquilones, comprar un remolque para transportar las reses muertas, o llenar los depósitos de gasolina cada día. Desde luego, un anticipo de lo que ahora se conoce como Crowdfunding (o mejor dicho financiación colectiva), que aún sin el apoyo de internet o las redes sociales, consiguió parar la extinción de la última población de buitres que criaba en Asturias.
Donde trabajamos
Fapas mantiene el control y la vigilancia de todo lo que sucede en la Cordillera Cantábrica que pueda afectar a la población de aves carroñeras, aunque nuestro principal objetivo es asegurar la protección de la población de buitres asentada desde 1997 en los valles del Trubia, que se localiza en la zona central de Asturias.
Propósitos y metas
Para garantizar la viabilidad de las poblaciones de nuestras aves carroñeras a largo plazo, debemos tratar de erradicar la utilización del veneno en el monte, y asegurar la disponibilidad de alimento, al menos en la estación reproductora.
Desde el 2001, con la aparición de la enfermedad de las "vacas locas", la normativa sanitaria del Principado de Asturias impide el abandono de cadáveres en el monte, lo que se traduce en miles de kilos de comida que han dejado de estar disponibles para nuestra fauna.
Nuestras cámaras fotográficas dejan constancia, todos los días, que no solo las aves necrófagas se alimentan habitualmente de carroña. En la fotografía podemos ver un joven ejemplar de águila real comiendo de una oveja
Cómo lograrlos
Haciendo censos anuales para controlar la tendencia de la población y la supervivencia de los pollos
Con el fin de conocer la tasa de mortalidad, prever la incidencia de los parques eólicos en estas grandes planeadoras, o controlar los desplazamientos de algunos ejemplares, además de los censos periódicos, puntualmente se realizan trabajos de marcaje con marcas alares.
No dejándolos morir de hambre
Las restricciones de la normativa europea, en cuanto al aprovechamiento de las carroñas de uso doméstico por la fauna salvaje ha sido un varapalo para la fauna ibérica, en especial para aquellas aves, como los buitres, que se alimentan EXCLUSIVAMENTE de animales muertos.
Tanto es así, que en el 2004 FAPAS decide poner en marcha el mismo programa de recuperación que tuvo lugar en los Picos de Europa en los años 80, instalando un nuevo comedero artificial en el Concejo de Santo Adriano.
El ayuntamiendo de Santo Adriano cedió la ocupación de 1,5 hectáreas en el monte de los Navaliegos, para llevar a cabo la instalación del nuevo comedero.
Actualmente, las normativas sanitarias para evitar enfermedades o contagios a la ganadería doméstica, son aún más estrictas, así que la legislación vigente obliga a que ningún animal doméstico pueda entrar en el recinto habilitado para abandonar la carroña.
Por eso, en el 2015 iniciamos las obras de remodelación de las instalaciones, para adecuar el comedero de los Navaliegos a la nueva normativa.
Después de muchísimo trabajo, y varios años de lucha administrativa, hemos conseguido los permisos para reabrir el comedero de los "Navaliegos" (cerrado desde el 2012). Actualmente, este es el único muladar autorizado de todo el occidente de Asturias.
Cada semana se hacen aportes de comida que garantizan un mínimo de recursos para los buitres, en especial cuando llega la época de la reproducción, y la supervivencia de su único pollo depende de que los padres encuentren comida con la que alimentarlo (se calcula que con solo 4 carroñas de ganado, un buitre adulto puede vivir durante un año entero, ya que pueden privarse completamente de alimento durante 15 días o más, sin que esto afecte a su supervivencia).
Ayúdanos a conseguirlo
Los buitres siempre han sido los grandes aliados de la economía pastoril y de la ganadería de montaña, evitando con la limpieza GRATUITA de cadáveres en el monte, la transmisión de enfermedades entre los rebaños. Paradójicamente, en la actualidad, esa estrategia de vida se ha convertido en su peor enemigo, y lo que parecía una medida puntual, solo necesaria en determinadas épocas del año, se ha convertido en una obligación, si no queremos que nuestras aves carroñeras se mueran de hambre.
La rígida aplicación de una normativa general comunitaria, por parte de nuestro Gobierno, nos obliga a alimentar a nuestros buitres, durante prácticamente todo el año.
Comenzamos a hacerlo, ya hace más de 30 años, con la única ayuda de nuestros socios y colaboradores, y esta sigue siendo nuestra política de conservación.
No permitas que el proyecto se pare.