La actividad humana en las zonas altas de estos valles que separan Asturias de la meseta comenzó con la industrialización. Hasta entonces, eran territorios naturales que no modificaban el paisaje y permitía una vida rural de subsistencia.
En 1.884 se construía la primera gran obra que atravesaba el imponente valle de Valgrande- Pajares. Se trató de uno de los primeros ferrocarriles que circuló por España atravesando una cordillera de montañas con valles y bosques hasta entonces apenas alterados por obras civiles.
Pero la gran primer obra industrial fue lo que hoy es la carretera nacional que se comenzó a construir en el año 1.771, para terminar en 1.830 y permitir, salvo en el invierno, el paso de quienes se atrevían a subir las enormes rampas que aún hoy día se mantienen con el tránsito de cientos de camiones. La carretera de Pajares.
Atravesar estas montañas debería de ser toda una proeza, tal como reflejan las antiguas litografías que nos permiten ver ahora las dificultadas de salir de Asturias en los siglos pasados.
LAS INFRAESTRUCTURAS DEL VALLE DE VALGRANDE PAJARES
Es el valle que ha sido identificado en toda la era industrial de Asturias como clave para que por él se pudiera dar fin al secular aislamiento de esta región, respecto de casi todo el resto de España. Estratégico, pese a su dificultad orográfica para ser el paso de las grandes infraestructuras y asentar el desarrollo socioeconómico de Asturias.
Pese a ello, en la actualidad, el valle de Valgrande-Pajares presenta esta espectacular imagen con las montañas que separan Asturias de León cubiertas de bosques y prados en los fondos del valle.
Un territorio con valores ecológicos suficientes para haber mantenido la presencia del oso, cuestión que no ha sido así, no por causa de todas esas infraestructuras que reseñamos, sino, por la existencia de un furtivismo que durante décadas, hasta la actualidad, ha arrasado no solo con el oso, sino con gran parte de la fauna salvaje del valle.
Aún recordamos, en una de nuestras primeras visitas a este territorio a finales de los años 80, al individuo que encontramos en el camino con una gran gabardina de las que se usaban entonces, ocultando la escopeta con la que practicaba la caza furtiva. Hoy no les hace falta gabardina, se ponen una capucha y a practicar la caza furtiva con toda tranquilidad.
FAPAS pone en marcha el mayor proyecto de conservación del oso en el Valle de Valgrande-Pajares.
Con el apoyo de ENAGAS, ponemos en marcha un ambicioso proyecto que trata de reforzar la conservación del oso en este valle. Por fortuna, el oso ha vuelto y desde hace unos años, se identifican las primeras hembras reproductoras después de décadas desde que fueron eliminadas del territorio, según algunos datos desde los años 70 coincidiendo con las enormes obras de infraestructuras del inicio de la actual autopista del Huerna.
El proyecto de FAPAS está orientado en varias acciones:
1ª eliminar los daños directos de los osos a la apicultura.
Para ello ya hemos empezado a trabajar con apicultores de la zona instalando los sistemas de protección eficaces que permiten a los apicultores mantener a salvo sus colmenas del oso.
Durante los meses de Agosto y Septiembre, hemos procedido a la protección de tres de los colmenares del valle que se encontraban con mayor riesgo de sufrir daños de oso.
Protección de un colmenar ubicado en la cabecera del valle entre los bosques de haya y roble.
2ª Potenciación de recursos alimenticios para el oso
Hemos comenzado ya la plantación de 1.080 “Árboles Gourmet” para el oso con la doble finalidad de generar recursos alimenticios y en el futuro evitar el acercamiento de los osos a los pueblos que van en busca de comida.
Nuestros “Árboles Gourmet”, plantados con una exigencia técnica que es el resultado de años de trabajos de plantaciones hasta llegar a lo que consideramos el sistema más eficaz de plantaciones para el oso.
Producidos en el Vivero Forestal del FAPAS a partir de la selección de variedades antiguas que vamos descubriendo por los pueblos de las montañas cantábricas.
Todos los árboles tienen que sobrevivir, haciendo que estas plantaciones sean compatibles con las actividades tradicionales del territorio, especialmente la ganadería extensiva.
Esta es la primera parcela plantada en el Valle de Valgrande-Pajares con el apoyo de ENAGAS, donde podemos comprobar que los árboles plantados con la técnica de FAPAS son perfectamente compatibles con la actividad ganadera tradicional de estas montañas.
Plantamos frutales para el oso en colaboración y con el apoyo de los apicultores
Las primeras fincas que estamos plantando han sido cedidas por un apicultor local que entiende que el oso no solamente no es un enemigo, también puede ser un aliado.
Una vez protegidos los colmenares, plantar en su entorno frutales será un gran apoyo a las abejas que van a encontrar millones de flores en el entorno del colmenar, por tanto, mayor productividad de miel. Buscar y encontrar estas sinergias de cooperación entre la conservación del oso y las actividades tradicionales debe de formar parte de las estrategias de conservación de una especie que aún sigue estando en grave riesgo de extinción.
No nos debemos de dejar engañar por la insistencia de imágenes de osos fotografiados por los teléfonos móviles que salen en las redes sociales y trasladan la creencia de que las montañas ya están llenas de osos. El oso aún está ausente de la gran mayoría de territorios donde históricamente estaba presente. Queda mucho trabajo de conservación por delante.
Finca en el valle de Valgrande-Pajares donde hemos llegado a un acuerdo con su propietario, el apicultor al que le hemos protegido el colmenar y donde hemos plantado nustros frutales para el oso en los bordes del terreno.
3ª Supervivencia al 100%
Un objetivo que FAPAS se ha planteado con este nuevo proyecto. Abandonamos las tradicionales plantaciones de miles y miles de árboles que en el caso de la conservación del oso pardo han sido un rotundo fracaso en la mayoría de los proyectos llevados a cabo en gran parte de la Cordillera Cantábrica durante los últimos treinta años por parte de Administraciones y otras entidades.
Elegimos un sistema eficaz que también requiere mantenimiento, pero que es menos invasivo ya que no precisa uso de maquinaria, obras de acondicionamiento del terreno, desbroces que eliminan vegetación de matorral también de gran valor ecológico.
Un sistema manual que a la larga va a ser altamente productivo y que aportará al territorio decenas de miles de kilos de fruta.
La doble protección de cada árbol permitirá la supervivencia al 100% de cada ejemplar plantado. Si por alguna razón es destruido, la más común, por la eliminación de las raíces comidas por la ratilla campesina, un roedor presente en estas praderías de montaña, volveremos de nuevo a plantar otro frutal.
4ª productividad de fruta
Es evidente que la productividad de lo plantado estará directamente relacionada con el desarrollo de cada frutal, pero estos árboles frutales, con una esperanza de supervivencia de entre 75 y 100 años, cuando alcancen su madurez estarán produciendo una ingente cantidad de alimento que estará a disposición de la fauna silvestre. Posiblemente entre 100.000 y 150.000 kilos de fruta. Un importantísimo apoyo a la conservación del oso en el valle más castigado por la incorporación de infraestructuras, consiguiendo el objetivo de conciliar desarrollo socioeconómico de un territorio con la conservación de su biodiversidad.
ES UN PROYECTO QUE FAPAS REALIZA CON EL APOYO DE: