El lobo hace protagonistas a aquellos políticos que toman por bandera la lucha contra esta especie en representación de entornos  socio económicos vinculados al mundo rural.  Eliminar al lobo o hacerlo desaparecer de los Parques Nacionales, son estrategias que calan en un mundo rural de montaña que languidece por meras circunstancias del paso del tiempo y su desacople con la economía globalizada.

Ofrecer la imagen de que la conservación de la Naturaleza es la causa de la desaparición del mundo rural, aupa  a sectores político locales que obtienen un gran rendimiento de imagen y se consolidan como líderes de pequeñas comunidades rurales.

 

Las pequeñas comunidades rurales tratan de que prevalezcan sus criterios sobre los criterios de la Unión Europea, naciones y gobiernos, instituciones y  millones de personas que  forman parte de una sociedad que tiene en cuenta los valores ambientales, sin entender que su pequeña comunidad depende precisamente de esa sociedad para sobrevivir.  Su mala imagen rechazando al lobo y a los Parques Nacionales, puede tener respuestas sociales que les aboquen a la verdadera desaparición de su frágil economía.

CAMPAÑA INICIADA EN REDES SOCIALES

NECESIDAD DE GESTIÓN COORDINADA DESDE  UN MINISTERIO

La gestión del lobo en España, se realiza en todas las Comunidades Autónomas, bajo un criterio exclusivamente político, atendiendo a demandas sociales, y sin tener en cuenta la compleja ecología de esta especie y su trascendencia como depredador en los ecosistemas. Esta es la clave para darnos cuenta de que la problemática del lobo asociada al mundo rural no se reduce, sino que persiste en el tiempo generando cada vez un mayor clima de tensión social.

Matar lobos no es la solución. 

 

 

Es el clamor de todo un sector de investigadores y científicos expertos en ecología, y también de una sociedad de millones de personas que exigen la permanencia del lobo en  sus ecosistemas naturales. Es por ello que ha llegado la hora de que esta especie se encuentre gestionada de manera directa por un ente gestor de rango Nacional como es el Ministerio de Transición Ecológica; que dicte criterios homogéneos de gestión ordenados y basados en criterios científicos y no políticos.

 

Además, hablando del lobo, no podemos obviar los dos grandes problemas que a pesar de ser medidas que los ganaderos piden, aumentan los riesgos de ataque del lobo.

Y es que, aunque algunos acusen al lobo de la posible desaparición de este sector…él no va a ser el causante. Sin embargo, si que va a realizar su función natural de gestión de recursos haciendo una limpieza de  profesionales. Es decir, al igual que en la naturaleza elimina a los animales débiles o enfermos favoreciendo la mejora de las especies presa, aquí se encargará de que los ganaderos que no estén cualificados para desempeñar la función de su actividad, deban de abandonarla, quedando activos los auténticos profesionales; los que conocen la importancia de la biodiversidad para la calidad de su propio ganado y que además, saben adaptarse a su entorno.

Medidas de prevención de ataques

Queremos también volver a recordar que está demostrado que la incidencia del lobo sobre el ganado no alcanza el 1% y que en condiciones normales su presa principal es el jabalí, seguido del corzo. Cuando hablamos de condiciones normales nos referimos a las manadas que están estructuradas. En una manada los individuos cumplen sus funciones, y los cachorros aprenden de estos adultos la jerarquía, cooperación, estrategia y demás conductas que dirigirán su vida.  Debido a esta estructura social es fácil entender cuales son los dos principales factores que provocan el aumento de ataque del lobo sobre la ganadería.

PRINCIPALES FACTORES QUE AUMENTAN LA INCIDENCIA DE ATAQUES A GANADO

Primero, cuando se aplica un plan de gestión como el que actualmente desarrolla el Principado de Asturias, en el que se pone un cupo de lobos a matar, independientemente de la existencia de daños reales o medidas de prevención, se destruye el equilibrio de la manada; pierden la capacidad de caza y para sobrevivir buscan presas más fáciles. Se consigue así un efecto rebote, en vez de reducir el problema se aumenta, y además se corre un riesgo mayor, que los nuevos individuos se vayan adaptando, que pierdan su instinto de caza y que incluyan en su dieta habitual el ganado.

Lobos abatidos en el plan de gestión

El papel ecológico del lobo en la Naturaleza es insustituible, por mucho que otros sectores sociales, el de la caza, argumente de manera permanente que la caza es la mejor actividad para gestionar a la fauna salvaje. La caza desde muchos puntos de vista puede estar justificada, pero jamás como práctica que sustituya a un depredador natural. La lamentable imagen de la matanza de fauna en Portugal no convierte a esos cazadores en depredadores naturales, los convierte en presuntos delincuentes.