Especies seleccionadas.

La experiencia de trabajo nos está permitiendo conocer  especies que tienen alguna característica singular que la hacen interesante para  el oso.  Es el caso de esta variedad de manzanos que hemos localizado en unos pocos puntos de las montañas cantábricas.

Puede que  a simple vista la foto no diga nada, pero es muy importante, fijaros,  junto a la manzana en perfecto estado, hay flores.

En esta otra fotografía lo podemos ver mejor

El pequeño manzano está   repleto de flores, es el mes de abril de 2019 y mantiene aún una buena parte de  la cosecha de manzanas del año pasado. Nos fijamos en este árbol, cuando en Febrero   de este año en plena nevada, al pie del árbol encontramos las huellas de un oso que  comía las manzanas que encontraba debajo de la nieve.

Poder plantar estas viejas variedades autóctonas de  manzanos de montaña, supone, además de evitar que desaparezca una variedad rara,  ofrecer alimento al oso  en épocas donde no abunda.

Así que  hemos hecho la primera prueba  en el vivero forestal y ya tenemos los primeros cientos de manzanos de esta variedad, creciendo para que en  unos dos años los podamos plantar en nuestras fincas.

 

SIGUIENDO EL RASTRO DEL OSO

Este fin de semana, aprovechamos para dar una vuelta por zonas de frutales donde  en ésta época algunos ejemplares de oso vienen a  comer fruta.

Queremos encontrar aquellos árboles que tengan la fruta más atractiva para nuestro amigo de cuatro patas. Pero cómo buscar las más dulces, las que le gusta al oso.  El trabajo es sencillo, seguimos su rastro.

Un camino con barro, donde  su presencia nos queda bien clara con unas hermosas huellas de osos,  ¡ y de tejón ¡  dos expertos en alimentarse de fruta. No tenemos más que seguir las indicaciones  bien visibles y pronto nos encontramos con lo que buscamos.

 

Un suculento pastel de ciruelas en medio del camino.

Así que nos ahorramos el esfuerzo de andar buscando frutales de calidad y dulces por  fincas abandonadas y montes llenos de matorral, el oso lo hace por nosotros.

Recogemos nuestro pastel  y nos lo llevamos al vivero. Vamos a ver   cuánto ha comido.

 Un buen maguerazo a presión y  pronto nos hacemos con el botín.  Un  montón de pepitas de ciruelas elegidas directamente por el oso que pasarán  al frigorífico unos meses  antes de  ser plantadas en los contenedores de crecimiento.

 

Colabora con el FAPAS  a conseguir que estas semillas se conviertan en árboles para los osos.  

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