Los daños de los osos a los colmenares van a ser  permanentes en todas aquellas zonas donde la presencia osera se está  produciendo por el incremento de ejemplares jóvenes que realizan grandes desplazamientos desde  sus zonas de nacimiento.

Este fenómeno está llevando a una confusión sobre la situación del oso,  generando la impresión de que el oso está aumentando espectacularmente. No es así,   el incremento es cierto pero no con una gran cantidad de osos, sino con la presencia de inmaduros que están permanentemente   recorriendo  grandes áreas de terreno.

En general, la presencia de estos ejemplares es identificada por sus acercamientos a los colmenares y los destrozos que causan en ellos. Y así se refleja en las noticias que aparecen en prensa.

PREVENIR DAÑOS

Es el objetivo que nos llevamos marcando durante este año 2024 trabajando en protección de colmenares en las montañas al sur de la cordillera Cantábrica.

En el caso de estos  daños de osos  en territorios más castellanos, se da la circunstancia de que la apicultura, además de la que realizan los apicultores locales,  también es desarrollada por apicultores trashumantes,  productores de miel que transportan desde otras provincias de España  sus colmenas, en ocasiones varios cientos y las dejan en lugares apropiados  donde las abejas pueden producir la miel sin  tener conocimiento de que en esas zonas pueda aparecer un oso.

Para evitar estos daños, FAPAS está desarrollando nuevos sistemas de protección, con instalaciones móviles, que se pueden  montar y desmontar fácilmente y que también impiden que  el oso entre en este otro tipo de  instalaciones apícolas.

Hemos comenzado a trabajar también en  protección de colmenares en la zona central de Asturias, en el importante valle de Valgrande Pajares,  una zona de reciente colonización reproductora de los osos  en la  frontera  entre  León y Asturias, donde los apicultores de la zona tienen tanto las colmenas en la zona  leonesa como en la parte asturiana.

Este es un colmenar que hemos protegido  y que está instalado en  los restos de una antigua mina de carbón a cielo abierto.

TRASHUMANCIA DE CERCANÍAS

Pero  estos apicultores locales, también practican una pequeña trashumancia con sus colmenas. En primavera las tienen en las partes bajas del valle, cerca del pueblo, y llegado el verano, las trasladan a los pastos  de altura para aprovechar floraciones de montaña. Estos colmenares son móviles.

Así que estamos diseñando  un sistema de protección  que con facilidad se puede desmontar y llevárselo junto con las colmenas   en cuanto comienza a hacer frío y amenaza la nieve.

EL VALLE DE VALGRANDE PAJARES

 Es un valle central de Asturias, castigado por fuertes infraestructuras, el trazado del  viejo ferrocarril que unía Asturias con la meseta, la autopista, construida sin tener en cuenta en aquellos años los valores ambientales y la vieja  carretera nacional que aún hoy día es utilizada a diario por cientos de camiones.

Este valle era uno de los mejores territorios oseros, pero infraestructuras y un salvaje furtivismo, acabó con los osos. Ahora empiezan de nuevo a estar presentes como especie reproductora. FAPAS va a desarrollar aquí una intensa  acción de protección del oso. Hemos comenzado con eliminar  los problemas con la apicultura.

LA MINA DE CARBÓN DEL FAPAS, CONVERTIDA EN UN LABORATORIO

Todas estas  actividades de  investigar cómo  evitar daños de oso,   las estamos probando con nuestras colmenas en la  mina de carbón  que estamos restaurando en la comarca leonesa de  Omaña. 

Instalamos diferentes sistemas y vemos  si los osos son incapaces de  acceder  hasta las colmenas.

INSISTIR EN LA PROTECCIÓN DE LOS COLMENARES

Sabemos que la entrada de un oso en un colmenar es un enorme riesgo para su supervivencia. Un   aspecto del comportamiento del oso que no ha sido tenido en cuenta en las estrategias de conservación de esta especie amenazada y aún en peligro de extinción, por mucho que  algunas voces, principalmente políticos y  personas  del sector cinegético dicen que la población está muy bien, que genera muchos daños y que es ya hora de ir pensando en desclasificarlo de su estatus de protección y convertirlo en especie cinegética.

Nada de eso, el oso sigue tan amenazado como  antes, ni hay tantos osos como dicen los  censos manipulados  y los daños que causa pueden también ser perfectamente minimizados.  Hay que insistir en que  pagar daños no es la actividad correcta, es necesaario pagar, pero lo correcto es evitarlos y eso es posible. El FAPAS lo está demostrando.

ES UN PROYECTO QUE CUENTA CON EL APOYO DE: