Nuestro objetivo es demostrar que  los daños de oso pueden ser  minimizados en gran medida, amortiguando el enfado de la gente que los sufre y propiciando que esta especie sea mejor recibida en los nuevos territorios que está ocupando.

La protección de los colmenares es sin duda  el trabajo de prevención de daños prioritario, ya que es una realidad de que los osos destrozan las colmenas y generan un grave perjuicio económico a los apicultores.

Desde el FAPAS estamos dando prioridad a esta actividad, así que durante el mes de Junio  hemos continuado con trabajos de  protección continuando con las acciones que ya  habíamos llevado a cabo en  el mes de Junio, tal como comentábamos en la noticia del FAPAS Hoy del pasado día 7.

Este es uno de los colmenares  que hemos tenido que proteger después de que el oso le destrozara un buen número de colmenas al  apicultor. Como podemos ver por los puntos rojos donde marcamos los hilos eléctricos instalados por el apicultor, el colmenar estaba protegido con el sistema  de instalación eléctrica que  la Administración  exige para que en caso de que el oso entre,  se pueda solicitar la  compensación económica del  daño. En caso de no estar protegido,  la Administración no pagara ningún daño.

Pero como resulta evidente, el sistema es ineficaz, diríamos que es casi lo mismo que el colmenar esté protegido de esta manera o que no lo esté, al oso no le impide entrar y destrozar las colmenas.

Para  salvar la situación momentáneamente y que el oso no siga entrando en el colmenar, el FAPAS instala un cierre que   garantiza la seguridad de las colmenas. 

Resulta un poco complicado hacer estos cierres cuando las colmenas ya están instaladas y nos tenemos que adaptar a  la ubicación del colmenar en un sitio que no ofrece muchas posibilidades de hacer una buena instalación.

Pero al menos salvamos la situación y  los daños  se evitan, así como un nuevo apicultor que aprende a proteger adecuadamente sus colmenares.

Proteger el ganado de una finca de alta montaña

Una de las actividades  más interesantes que  FAPAS ha hecho en el mes de Julio, está relacionada con la protección de un terreno donde el oso  ha matado a  varios animales de un ganadero.

Sabemos que los osos no son especialmente problemáticos con el ganado, pero es una realidad que  hay situaciones donde se dan casos de ataque a ganado, principalmente  ovejas y cabras. En este caso se trata de una finca cerrada con una  malla ganadera pero que el oso con su capacidad de trepar, entraba  fácilmente por algunas zonas.

Uno de los animales muertos en el interior de la finca. La imposibilidad de salir de ella,  permite al oso correr detrás de los animales y darles alcance.

Pensamos que situaciones como está tienen solución, a través de un trabajo parecido  a cómo el FAPAS protege los colmenares. Solo que en el caso de la finca, la superficie a proteger es mucho más grande.

Primero, con las indicaciones del ganadero, identificamos el punto más débil del cierre de la finca, las señales de escarbaduras y pelos enganchados en lo alambres nos indica que en esta zona el oso sube el talud de la finca y aprovecha un  viejo tocón de un árbol seco para  saltar fácilmente  al interior.

El oso ha dejado por esta zona el cierre de la finca con una maraña de telas metálicas desordenadas. Primera acción; arreglar todo este lío de alambres y  dejarlo listo para instalar el sistema eléctrico exterior que va a proteger la finca.

Como comentamos,  estamos aplicando para el cierre de la finca el mismo sistema que  FAPAS utiliza para  el cierre de protección de los colmenares que podemos comprobar funciona perfectamente para proteger las colmenas del los daños de oso.

Instalamos todo el sistema eléctrico por el exterior del cierre de la finca. Con ello conseguimos lo que a los osos no les gusta. Cuando tratan de entrar en el cercado rozan los hilos eléctricos con el cuerpo y con  el hocico tocan la  maya de cierre,  ellos mismos trasmiten la corriente 

eléctrica a la masa que les da una pequeña descarga en el hocico. Es entonces cuando el oso retrocede y  si el cercado está bien instalado, no encuentra posibilidad de entrar.

Casi veinte  años de experiencia protegiendo  colmenares

Hace tan solo unos días,  los cerezos de unas de las fincas de FAPAS estaban  con las evidentes  señales de que el oso se había subido a los árboles a comer las frutas. En el círculo uno de ellos.

A apenas  sesenta metros de distancia, un magnífico colmenar con cientos de kilos de miel a los que los osos que viven en estas zonas,  no parece interesarles mucho, o más bien,  han asumido que ese alimento está vetado para ellos. Los sistemas de protección funcionan  perfectamente y no hay posibilidad de acceder a las colmenas.

Creemos que es una evidencia  que los daños de los osos en los colmenares pueden ser evitados con sistemas de protección testados por su eficacia y  con la circunstancia añadida de que  su instalación no supone una gran inversión económica.

Es posible intervenir en protección y dejar de intervenir en  revisión y pago de daños, dando fin a un conflicto que cada año que pasa es evidente que se les escapa de las manos a las administraciones.

Cada vez son más frecuentes las noticias de ataques de oso a colmenas. Las cámaras fotográficas graban con mayor eficacia estos sucesos que llegan a la sociedad como noticias alarmistas a través de los medios de comunicación, dando la apariencia de que el conflicto entre osos y apicultores es grave.

Sin embargo no hay una contraprestación de apoyo a los apicultores a través de medidas que de manera efectiva  impliquen una prevención y  por tanto anulación de estos daños.