En líneas generales, las águilas pescadoras nidifican cerca de masas de agua dónde sea fácil conseguir alimento, ya que en ese aspecto nuestra amiga no es nada exigente.
En teoría, la ubicación del nido solo debe cumplir estos tres requisitos:
-Estar a salvo de posibles molestias.
-Tener buena visibilidad.
-Que sea una estructura estable, capaz de soportar el pesado nido.
Y ahí es donde empiezan los problemas….
Si encontrar un sitio tranquilo, en pleno verano y cerca del agua ya resulta difícil…, con la actual política forestal, la mayoría de los árboles no son adecuados para nidificar.
Ellas escogen árboles altos, preferiblemente dañados por las tormentas, ya que la copa quebrada proporciona una base segura para sus nidos.
Porque los nidos de las águilas pescadoras pueden ser reutilizados durante décadas, llegando a pesar hasta 200 kilos. Su profundidad varía entre 30 y 60 centímetros, pudiendo alcanzar hasta los 2 metros.
Para su construcción, además de las típicas ramas secas, emplean todo tipo de materiales: cuerdas, trapos, plásticos...
En los NIDOS de las pescadoras se han encontrado felpudos, un barquito de juguete con vela y todo, muñecas de trapo, plumeros, una rueda de bicicleta, una muñeca Barbie, bastones y hasta un cráneo de oveja...
Las águilas pescadoras de hoy en días, siguen siendo tan buenas arquitectas como las de antes , así que solo se trata, para variar, de ponérselo un poquito más sencillo, para que puedan seguir construyendo esos tremendos “casoplones”, y a ver si se animan a volver a la costa cantábrica.
Ver vídeo: "Instalando nuestro nido número 28"