En la vida de los lobos escasean los momentos de sosiego. De sobra es conocido por todo el mundo, el enorme derroche físico y las grandes dosis de astucia que los lobos deben emplear para conseguir superar con éxito dos de sus principales ocupaciones: la caza de las grandes presas de las que se alimentan y sobrevivir al acoso constante al que los somete el hombre. Sin embargo, hay otra actividad, igualmente importante en la vida de los lobos, que suele pasar más desapercibida. Nos estamos refiriendo al MARCAJE de sus áreas de campeo.
Dentro de los códigos de información existentes en los rastros de los lobos, los de la ORINA, parece que tienen un claro sentido disuasorio. Por lo tanto, el mensaje que quiere trasladar este ejemplar es el de avisar que el territorio ya tiene dueños, y que traspasar los límites del mismo supondrá una situación de conflicto.
que comprometa la supervivencia.
No parece casualidad que este suceso tenga lugar delante de una de las cámaras del FAPAS. Como bien apunta Jandro, seguro que la loba ha descubierto nuestro olor, y simplemente trata de decirnos que esta es su casa desde hace miles de años, y que por lo tanto tiene todo el derecho del mundo a estar ahí.... lástima que los humanos estemos tampoco dotados para percibir el lenguaje “no verbal”. Decididamente, parece que estamos condenados a no entendernos.
CUADERNO DE CAMPO
¿Quién teme al lobo feroz?
-UN CARNÍVORO EFICAZ
Los lobos están equipados para alimentarse exclusivamente de carne, bien por carroñeo o depredación. A pesar de ser considerados carnívoros estrictos, parece que todavía hay aspectos por clarificar relacionados con su dieta; recursos como los frutos carnosos del bosque, bellotas de roble o hayucos como los de la siguiente fotografía, no resultan nada desdeñables dentro de cualquier espectro alimenticio, cuando se trata de ganar peso, y evitar que cualquier estación desfavorable comprometa la supervivencia.
El cuello, macizo y corto, tiene músculos poderosos que resultan eficaces para capturar presas y transportarlas. Un lobo puede mover un animal que pese entre dos y tres veces su propio peso. La complexión media se aproxima a la de un pastor alemán (Landry, 2001).
Entre los mamíferos, el lobo presenta una de las mayores variaciones en el color del pelaje, tanto dentro de una población como, entre subespecies (Mech, 1970), siendo más oscuros los ejemplares más norteños. Sirva como ejemplo, la gran diversidad de pelaje observada dentro de una misma población en Somiedo (Asturias).
En cualquier caso, existen zonas de pelo características, que contribuyen al aspecto distintivo del animal: las patillas de las mejillas aumentan el volumen de la cabeza y los pelos eréctiles del lomo son un elemento indispensable en la postura corporal. El lobo es vulnerable a la hipertermia, por lo que se vuelven más crepusculares y nocturnos durante los periodos más cálidos del año (Okarma, 1998).
-UN OLFATO EXTRAORDINARIO
El olfato es clave para la supervivencia de los lobos: para detectar sus presas o la presencia del hombre, para identificar a los lobos de su manada o las marcas territoriales de los lobos de manadas vecinas... En fin, el animal se orienta en un paisaje olfativo que como ya hemos visto, escapa casi por completo a nuestra comprensión.
La calidad del olfato depende de la temperatura y la humedad (Landry, 2001). Las mejores condiciones se dan cuando el clima es húmedo y la temperatura del suelo es superior a la del aire. Estas condiciones son óptimas al anochecer.
-OÍDO FINO Y DIRECCIONAL
Se dice que nuestros lobos no son muy aulladores, quizas como adaptación aun un medio humanizado muy ostíl, donde siempre han sido perseguidos.
Aún así, para los lobos, escuchar es crucial. Un lobo puede oír a otro a una distancia de 6 a 9 km, dependiendo del terreno y de las condiciones meteorológicas, en particular de la dirección del viento (Okarma, 1998).
Basándose en la capacidad auditiva de los perros, es probable que los lobos sean capaces de oír sonidos agudos más allá del alcance de la audición humana, que se limita a 20 kHz. Son capaces de discernir ligeras variaciones de tono, lo que les permite identificar a otros lobos por su voz.
La posibilidad de orientar el pabellón auditivo es una de las principales ventajas de los cánidos. Esta capacidad facilita la localización de fuentes sonoras. Pueden escuchar sin apartar la vista o, por el contrario, mirar rápidamente hacia arriba.
-VISIÓN CREPUSCULAR
El sentido de la vista resulta indispensable para cazar y evaluar los peligros (Landry, 2001).
Se cree que los lobos tienen una visión limitada de los colores, con mejor rendimiento en violeta y azul. Tienen una elevada proporción de bastones sensibles a la luz débil, pero no a los colores. Esta visión es óptima en el crepúsculo.
El campo de visión del lobo es de 250º, más amplio que el del ser humano (180º), con mayor agudeza visual. Sin embargo, su visión binocular no es tan buena como la nuestra.
-LOCOMOCIÓN EFICIENTE
El paso más habitual del lobo es EL TROTE. La huella es recta. Durante sus zancadas, lleva los pies uno delante del otro, colocándolos lo más cerca posible del eje sobre el que descansa el centro de gravedad del animal. Este modo de andar es económico y puede mantenerse durante mucho tiempo. De hecho, se han registrado desplazamientos de unos 70 km en 24 horas (Mech, 1970). En ciertos trayectos, varios lobos que viajan juntos pueden colocar sus patas en las mismas huellas. Esta práctica es otra forma de conservar la energía de los individuos del grupo.