Y lo hicimos en uno de los lugares más interesantes desde un punto de vista botánico de la costa cantábrica, en el encinar costero.

10.000 árboles para proteger de nuevo el suelo

A apenas 300 m. de los acantilados cubiertos de encinas cantábricas,  comienza el pie de monte que se eleva hasta los  100 m. de altura.    Este año, reforestamos esta zona con abedul principalmente después de haber eliminado los cientos de eucaliptos que  crecían en estas laderas.

El abedul es un gran colonizador y el suelo, después de haber soportado durante décadas a los eucaliptos, con su poder de  convertir los suelos en  terrenos ácidos, nos ayudará a mejorar  sus condiciones naturales. No inventamos nada, cuando el eucaliptal estaba sin cortar,  ya había abedules que asomaban aquí y allá, indicándonos la naturaleza cual debería ser la principal especie a utilizar  en la recuperación del monte cantábrico.

Después vendrán encinas, madroños y acebos, una auténtica mezcla de especies  que la propia naturaleza, de forma sabia ya los permite crecer en la parte del bosque que ha sobrevivido  a la zarpa humana.

 

Y mientras en el vivero,  comienzan a brotar los plantones

¿Os acordáis de aquella noticia del FAPAS HOY en la que  el oso nos indicaba qué frutos les gustaba más?.  Y por tanto elegía los árboles con la mejor fruta.

Recogíamos los suculentos pasteles dejados por el oso en medio del camino   repletos de pepitas de ciruelas.

Bien, pues aquí están ya los primeros plantones de aquellas  pepitas que pasaron por el estómago de nuestro amigo el peludo.  Varios cientos de árboles ya están naciendo, comenzando así un ciclo  que no puede ser más exigente en cuanto a  atención ecológica para trabajar con los osos. Arboles seleccionados  que en unos años ya estarán dando sus frutos en las fincas compradas para la protección del plantígrado.

 

La Universidad de Oviedo se suma a la campaña de eliminación de eucaliptos

Es un pequeño bosquete de eucaliptos ubicado en el interior del Campus de Mieres y que no tiene mayor utilidad que evitar que  los árboles autóctonos que hay en el  sotobosque se puedan desarrollar. Posiblemente, un resto de una plantación hecha hace décadas para vender una madera, que hoy por su ubicación no interesa a nadie.

Así que hasta  allí nos hemos ido para “vacunar”  estos  eucaliptos  que  afean un paisaje que posee pequeños bosquetes de especies autóctonas  que dan al entorno una mayor imagen de naturalidad, a la vez de  crear pequeñas islas naturales  en un ambiente  urbano.