Las plantaciones de árboles frutales para favorecer la mejora del hábitat del oso pardo en la Cordillera Cantábrica y que FAPAS lleva a cabo en zonas de alta montaña desde hace veinte años, han chocado siempre con la presencia de la fauna silvestre o el ganado doméstico que causan grandes daños o las destruyen por completo.
Ciervos, corzos y jabalís, y caballos, vacas o cabras son un auténtico azote para los trabajos de plantación en fincas o zonas de montaña. Hasta tal punto que en muchos lugares resulta totalmente incompatible llevar a cabo actuaciones de plantación a causa de la presencia de los animales en las montañas.
Las protecciones tradicionales, sufren, en especial en zonas donde hay ciervos, los árboles son destruidos al rascarse con ellos o simplemente los aplastan para poder acceder a los brotes tiernos de los árboles que sobresalen por la parte superior de los protectores
Durante un año, FAPAS ha desarrollado un trabajo experimental de plantaciones en una zona de alta montaña donde hay una fuerte presencia de fauna silvestre, ciervo, corzo y jabalí, así como una manada de caballos que pasta en libertad en las fincas plantadas.
Para ello, ha utilizado un nuevo sistema de protección de sencilla instalación que ha tenido un resultado eficaz. Ningún árbol ha sido destruido por los animales, lo que permite asegurar la supervivencia de los árboles que se plantan, cuya destrucción al utilizar otros sistemas tradicionales como son los tubos protectores de plástico, suponen una gran pérdida de esfuerzo y coste económico.
El nuevo sistema está compuesto por una tela metálica especialmente diseñada con púas electro soldadas que impiden a los animales acercarse a la protección, garantizando que la planta en su interior se desarrolle sin ningún riesgo.