Ambos éxitos jurídicos ponen de manifiesto que una línea muy importante de trabajo para defender al lobo y a la naturaleza en general en algunas Comunidades autónomas es en estos momentos la vía judicial.
Regiones como Asturias son autistas, es decir, cuando se la habla no oyen, y cuando se la escribe deben de tirar todo a la papelera. No hay ninguna posibilidad, pese a que la Ley les obliga, a que contesten ninguna propuesta, iniciativa o requerimiento si no eres de su bando.
Es una actitud prepotente que enfoca la gestión de los recursos naturales única y exclusivamente hacia la defensa de los intereses políticos de los que gobiernan y solo atienden aquellas reclamaciones de quienes saben que van a obtener sus votos y con ello mantener su estatus político y económico.
Es por esta cuestión que ganar a las administraciones por la vía judicial, otro sector que en general ha mostrado una escasa sensibilidad por lo ambiental cuando se argumenta que la conservación perjudica a los intereses de las personas, es todo un éxito, por lo que desde el FAPAS debemos de felicitar tanto a PACMA como a ASCEL.
En el caso de los Planes de Gestión del Lobo, PACMA recurrió el de Asturias y el Tribunal Superior de Justicia denegó la petición de suspensión del Plan.
La situación del Plan de Gestión del Lobo en Asturias, queda pues pendiente de decisiones judiciales que como dice ASCEL : han esgrimido exactamente los mismos argumentos en sus juicios sobre el lobo en Asturias y en Castilla y León.
La sentencia del TSJCyL traslada textualmente hechos recogidos en la demanda de ASCEL. Como por ejemplo en su octava argumentación, donde se destaca la falta de estudios científicos que avalen este plan.
LO CORTÉS NO QUITA LO VALIENTE
Si los estudios científicos son imprescindibles para sacar adelante las estrategias judiciales de protección del lobo, a ASCEL se le debe de recordar una vez más la negativa de su Vice Presidente a que se lleven a cabo esos trabajos en Asturias.
Y por tanto, entendemos que la propia organización ASCEL, dado sus comentarios de que la hemos atacado sin mencionarla siquiera ya que la dura crítica del FAPAS en “El lobo es mío” ha sido hacia el Sr. Alberto Fernández Gil como representante del movimiento ecologista de Asturias quién se pronunció así el día 15 de Mayo de 2017 en el transcurso de la reunión del Comité Consultivo del Plan de Gestión del Lobo en Asturias ante la solicitud que FAPAS presentó a la Administración Regional para que fuera autorizado un proyecto a ejecutar por nuestra organización de captura y radio marcaje de lobos.:
Para el Sr. Gil, los objetivos de conservación son confusos. Evidentemente, no se trata de un proyecto de conservación si no de un proyecto científico que no quiere valorarlo, aunque esté avalado por instituciones de investigación y cuyo objetivo era como consta en el proyecto:
Y, ¿cuales son los objetivos del Plan de Gestión del lobo en Asturias?, entre otros muchos:
Y también:
Es decir, la propuesta de FAPAS se enmarcaba totalmente en los objetivos del Plan de Gestión del Lobo en Asturias.
La solicitud de radio marcaje de lobos por el FAPAS, posibilitaba disponer de información técnica y científica de primera importancia para argumentar criterios de protección del lobo.
LA INVESTIGACIÓN AHORA LA HACE EL GOBIERNO REGIONAL DE ASTURIAS
Inmediatamente que es rechazado el proyecto del FAPAS, el Gobierno asturiano pone en marcha su propio programa de captura y seguimiento de lobos.
Un proyecto que lleva varios años desarrollándose con lobos marcados y del que nadie sabe absolutamente nada.
¿Tendrá entonces el Gobierno de Asturias los trabajos científicos que avalen el nivel de extracción de lobos de la población que hay en Asturias?.
Y nos seguimos preguntando, ¿hay posibilidad de presentar estudios independientes que sirvan para contrastarlos con los de la Administración?. Nos tememos que no. Veremos que dice el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.
En conclusión, hay que felicitar a ASCEL por el éxito obtenido al conseguir la anulación del Plan de Caza del Lobo en Castilla y León, pero desde el FAPAS queremos dejar muy claro que entendemos que detrás de esta organización hay un poso de mediocridad y egoísmo que les impide ver la acción de conservar la naturaleza como una iniciativa colectiva.