Hemos querido reflejar a través de los trabajos de seguimiento de los 4 lobos de nuestra historia “La odisea de los lobos solitarios” los movimientos de estos lobos en diferentes países de Europa, con unos desplazamientos que sorprenden.
¿Hay en España desplazamientos de lobo que alcancen estas grandes distancias?.
Aquí, lo que sabemos es que en cuanto aparece un lobo en un lugar donde no es habitual la presencia de esta especie, salta la alarma y la irremediable confirmación popular de que “ han soltado lobos”.
Lamentablemente, tratar de trabajar en España en investigación de fauna salvaje es una iniciativa difícil, en especial con el lobo ya que o no hay recursos económicos o los pocos que hay están vinculados a las administraciones que encargan trabajos de investigación que nunca son públicos o lo poco que trasciende de ellos es anecdótico y sirve para alimentar a la prensa con cifras y valoraciones que permitan seguir con modelos de gestión basados en el tiro al lobo.
No creemos que se vaya a mejorar esta situación, precisamente por el carácter elitista de los “especialistas” en lobos, sus necesidades de manejo y control que supondría a su vez que si hay recursos económicos, sean a ellos a quienes les lleguen y se beneficien.
Conocer mejor la dinámica de la población de lobos en Asturias es una de las principales actuaciones que se manifiestan en el Plan del Lobo aprobado en esta región. En base a ello, FAPAS solicitó un permiso para capturar y radio marcar lobos con el fin de conocer mejor aspectos de la biología y la ecología de esta especie.
Un proyecto en el que participaban universidades y organismos científicos, pero dimos con el “dueño de los lobos”.
Curiosamente, la propuesta del FAPAS fue rechazada por la Administración Regional (mediante silencio administrativo) entre otras cuestiones ( no hay ningún interés en conocer nada del lobo, para poder matarlos impunemente), por la oposición del representante de los grupos ecologistas en el Consejo Consultivo del Lobo, un órgano del Gobierno Regional de Asturias donde están presentes diversos colectivos sociales.
Alberto Fernández Gil, biólogo, experto en lobos, era precisamente el representante de los grupos ecologistas que se opuso al proyecto del FAPAS.
No vamos a hacer a estas alturas una crítica del personaje, es humano tratar de aparentar lo que no se es. Y en este caso aparentar ser investigador en plantilla del estamento de mayor prestigio español para situarse en primer plano, es solo un pequeño detalle de su personalidad.
Nos hemos tomado la molestia de preguntar a la dirección del Consejo Superior de Investigaciones Científicas por el nivel técnico de Alberto Fernández Gil y nos contestan:
Vaya, parece sr que el Sr. Fernandez Gil, no es investigador en la plantilla del Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Gobierno de España.
Es evidente que quienes sienten interés por la conservación del lobo, necesitan como herramienta la información. Una información derivada de la investigación, del apoyo y de la colaboración.
Una información veraz que trascienda y sirva para plantear ante las administraciones aquellos criterios técnicos y científicos en los que debe de basarse la conservación de la especie. En aclarar realmente los censos poblacionales, las estimas de densidad del lobo en cada uno de los territorios, en conocer mejor y divulgar para frenar la enorme ignorancia social que hay entorno a esta especie.
Pero todo ello no será posible si en España y en el ámbito de la conservación del lobo continuamos con que “el lobo es mío” y solo yo puedo trabajar con él.