Es una tendencia que de manera natural van desarrollando algunos ejemplares de osos, principalmente jóvenes que se dispersan prospectando territorios en busca de alimento.
Lo venimos comprobando desde hace años. Osos que acceden hasta zonas montañosas de las provincias de Galicia y Zamora. Territorios que antaño tuvieron osos y que ahora, en función de la evolución de los territorios, con un despoblamiento acusado y una evolución del hábitat favorable, vuelven a ser adecuados para mantener la presencia de esta especie.
Lo único que es necesario es su protección. Si no se les mata, entonces la garantía de supervivencia es muy alta.
Hay dos claras tendencias de expansión, una más oriental hacia León, limitada por la meseta castellana y la otra occidental hacia Portugal.
Esta es la evolución histórica de las hembras reproductoras en la cordillera cantábrica. El último censo, efectuado entre las hembras localizadas y correspondientes al año 2018, nos indica una presencia de 38 para el núcleo occidental. Como el censo total es la suma de dos años consecutivos, sumando las hembras de 2017 y 2018 nos daría un total de 79, a las que por falta de seguimiento e información no se les resta las que en el año 2017 perdieron a sus crías y por tanto vuelven a reproducirse también en el año 2019, siendo entonces contadas la misma hembra 2 veces.
Un pequeño truco de las administraciones responsables de la conservación del oso para ofrecer siempre los mejores datos, aunque no sean los reales.
Donde, para juicio de FAPAS, la situación no cambia es en el área oriental. León y Palencia se encuentran bajo mínimos, aunque Cantabria se incorpora a la reproducción.
Si mantenemos los mismos criterios de censo, la población oriental contaría con 12 hembras reproductoras y desde FAPAS mantenemos que eso no es cierto. Un lamentable engaño para ocultar una realidad cada vez más palpable, el oso se va poco a poco de la zona oriental, favorecido por la gestión de Castilla y León que condiciona la prioridad de la caza a la conservación de esta especie protegida por la Ley.
INCREMENTAMOS NUESTRO ESFUERZO DE TRABAJO HACIA EL SUR DE LA CORDILLERA
FAPAS ha comenzado en el año 2019 a trabajar al Sur de la cordillera Cantábrica, en la comarca de La Omaña, una de las zonas de expansión del oso y donde es necesario actuar para su protección.
Riesgos potenciales.
Cualquier zona de nueva presencia osera posee riesgos potenciales importantes para el oso. El furtivismo, presente lamentablemente en todos los lugares es un riesgo de gran importancia. Pero lo es más que ese furtivismo se pueda producir favoreciendo determinados comportamientos oseros, como es el tema de las visitas a los colmenares.
La presencia de osos en nuevos territorios es detectada principalmente cuando algún oso entra en un colmenar no protegidos, lo que es una cuestión generalizada en las zonas donde antes no había osos.
Son los colmenares puntos “calientes” para la supervivencia de estos osos ya que una vez detectados pueden ser acechados y eliminados. ¿Sucede?, FAPAS tiene evidencia de que sí está sucediendo. Es por ello que hay que tomar iniciativas prácticas, más allá de ir a dar una charla por los pueblos.
REVISAMOS, UNO A UNO LOS COLMENARES DE LA COMARCA
Para valorar en qué situación se encuentran y cual es el riesgo potencial en caso de que aparezcan osos por la zona.
Y lo que nos encontramos es desalentador. Se suponía que sobre estos territorios ya se habían llevado a cabo intensas campañas de concienciación, trabajos financiados por la Unión Europea para favorecer el paso osero por los llamados “corredores”.
La realidad es que en estas comarcas que ya tienen presencia de osos y daños en los colmenares, la protección es mínima y los escasos que hay con pastor eléctrico, son instalaciones insuficientes que evidencian que los propietarios no han recibido una información adecuada para protegerlos debidamente
La comarca de la Omaña se sitúa en el pie de monte de la cordillera y enlaza con la meseta castellana. Suaves montañas y largos valles poblados de abundantes bosques
Uno de los muchos colmenares que revisamos, sin ningún tipo de protección ante la posible presencia del oso, si entra, un foco de conflictos que hay que evitar.
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