Confiamos en que los árboles más crecidos puedan sobrevivir al fuego, no lo tenemos tan claro con otros menos desarrollados al estar creciendo en zonas con peores calidades del suelo. El fuego originado en un día de viento afectó al monte de manera muy rápida y a la vez, con decenas de incendios en la región, lo que hace imposible que los servicios de extinción de incendios puedan acudir a apagar todos los fuegos.
Son sin duda manos asesinas de la naturaleza quienes prenden estos fuegos.
Parte de la plantación totalmente arrasada por el fuego.
PORQUÉ Y QUIÉNES QUEMAN LAS MONTAÑAS
Lo primero que hay que decir es que hay un sentimiento de impunidad absoluta por parte de los incendiarios, salvo que los pillen en el momento de prender el incendio, luego, legalmente pueden beneficiarse del monte quemado. Así lo plantea el Gobierno Regional de Asturias que ha aprobado normas que permiten la utilización de los montes quemados, incentivando de esta manera que se quemen.
Y quienes los queman, no es una acusación de FAPAS, es una evidencia que se ha puesto al descubierto en decenas de investigaciones y lo dice la Guardia Civil: ganaderos y cazadores
Enero de 2022, Parque Natural de Somiedo.
Un incendio afecta a una gran área de montaña, se trata de una zona donde no hay aprovechamientos ganaderos, quemar estas laderas llenas de especies productoras de frutos no beneficia a nadie, en apariencia.
Día 15 de enero, primera cacería en la zona. Podemos descubrir que el área quemada es utilizada por los cazadores que aprovechan la “limpieza” del terreno hecha por el fuego para situar sus puestos de caza.
Desde estas zonas “limpias” pueden ver con facilidad a los jabalís que salen del bosque arreados por el jaleo que montan los batidores con sus perros y disparar sobre ellos para matarlos. Si el monte mantuviera el matorral, sería imposible cazar en estas zonas.
Aquí podemos ver a los cazadores en medio de la zona incendiada con su puesto de caza. ¿Podemos asegurar que han sido ellos? Evidentemente no, nadie los ha sorprendido prendiendo fuego al monte, pero las evidencias de que son los beneficiaros del incendio sí son evidentes. El resto se lo dejamos a la Guardia Civil y ellos sí parece que lo tienen claro..
Después aguantaremos machaconamente el discurso recurrente de que los cazadores son los auténticos defensores de la naturaleza. Los habrá, en la caza también debe de haber excepciones, pero debe de ser difícil encontrarlos.