Arrancamos el día de trabajo con el orbayu y el arcoirirs como compañeros de jornada. Aunque el sol va abriéndose camino entre las nubes para hacernos más agradable la tarea.
Una vez plantados todos los árboles comienza el proceso de protegerlos.
Como ya dijimos en el otro artículo, estos pequeñines corren el riesgo de ser aplastados o devorados por la fauna, por lo que, para evitar riesgos, instalamos los protectores tipo cactus.
Un trabajo laborioso, no obstante, la eficacia contra los riesgos que se ha demostrado con este sistema, compensa todo ese esfuerzo.
Aquí se puede ver como quedan los manzanos y perales silvestres una vez rematado el trabajo.
Mañana mismo podremos dar por finalizada la plantación, eso, si el tiempo sigue siendo benévolo con nosotros. Otro pequeño proyecto que hará un servicio muy grande.