Ahora sabemos que la osa recorrió por la carretera una distancia de casi tres kilómetros hasta el lugar en donde fue capturada.
Todos los técnicos consultados por FAPAS, resaltan que a tenor de las imágenes de los vídeos, la osa poseía una capacidad motriz importante.
El resultado de su muerte no puede desligarse de la situación de estrés derivada tanto de lo que podría haber sido una persecución no intencionada de conductores y fotógrafos aficionados. De un empeoramiento de todas sus constantes vitales tras permaneces hasta casi seis horas en lo que para un animal salvaje es un entorno hostil, ante la presencia humana.
Al margen de las lesiones, todos los técnicos consultados valoran como una situación inequívoca de crisis. El que no exista un protocolo de actuación, que todo el operativo de captura esté condicionado por la improvisación. Las posibilidades de éxito de captura de un animal salvaje como es un oso en esas circunstancias es muy complejo y con pocas probabilidades de éxito.
Hay que recordar que en contra de lo que se publica en los medios de comunicación, la osa se encontraba a pocos metros de toda la gente que participaba en el operativo de rescate. En ocasiones, hasta tan solo a dos metros de distancia.
La necropsia, una vez más llevada a cabo por la propia Administración Regional, la máxima interesada en cubrir cualquier negligencia o situación extraña que conlleve alguna responsabilidad, determina que las causas de muerte, según la prensa, se debió a las heridas que presentaba.