Pero no es así y las huertas de los pueblos se encuentran  en estos momentos con los cerezos injertados, llenos de gordas y suculentas cerezas. Más grandes y dulces que las silvestres.

Y  estando así las cosas y pudiendo escoger, claro, los osos  escogen las más sabrosas, dándose buenos atracones en los pequeños frutales, a la vez que causan un buen destrozo.

Restos del festín de la pasada noche

FAPAS está utilizando por primera vez los protectores cactus para proteger árboles maduros  de la pericia de los osos en subir a los árboles y destrozarlos para comerse sus frutos.

Continuar evitando conflictos es una necesidad urgente. El incremento de la población osera en las zonas centrales de Asturias, conlleva que incrementemos el esfuerzo de trabajo para hacer compatible la presencia del plantígrado con  la protección de los intereses de las personas.

Día a día FAPAS está atendiendo las llamadas de ayuda  de quienes asumen que el oso va a  ser un vecino más del entorno y que a partir de ahora, después de décadas en las que no   se acercaban a zonas habitadas,  será necesario tomar medidas de prevención.

Evitar los conflictos y no crearlos artificialmente argumentando que la presencia osera en entornos  habitados  requiere de manejos especiales de los osos debería de ser la estrategia de las Administraciones, pero   cada vez  más, suenan tambores de agresividad hacia el oso.

Estrategias de ahuyentarlos, disparos de intimidación, medidas de disuasión y consejos alarmistas de qué se debe de hacer si se ve un oso. Una estrategia que busca crear un conflicto donde no lo hay. 

Ya se sabe el conflicto es bueno siempre para alguien, a río revuelto, ganancia de pescadores, alguien se hará con la subvención para crear la patrulla anti-oso,  con la disculpa de buscar su protección de la agresividad de los vecinos.

MIEL DEL FAPAS