La cifra de que en la cordillera Cantábrica puede existir ya una población cercana a los 350 ejemplares según referencias en medios de comunicación de la Fundación Oso Pardo, carece de ningún fundamento técnico o científico que lo sostenga.
Año tras año, las Administraciones Públicas están tratando de ofrecer una imagen de éxito en la conservación de la población de osos vinculada con el aumento poblacional y la buena garantía de supervivencia de la especie
Pero, esto solamente es cierto en algunas partes de la Cordillera Cantábrica. La población Occidental, mayoritariamente presente en la región de Asturias se ajusta a esta situación de incremento poblacional, si bien, el mismo es en la actualidad muy lento y se debería de plantear que la actual situación es en realidad de sostenibilidad.
CONTAR OSAS REPRODUCTORAS PARA EVALUAR EL INCREMENTO DE LA POBLACIÓN NO ES FIABLE al 100%.
En realidad, los magníficos resultados de los censos que ofrecen las administraciones no tienen en cuenta intencionadamente el fracaso reproductor.
Cada año, algunas hembras pierden a sus crías, con lo que al año siguiente vuelven a reproducirse y son nuevamente computadas en el nuevo censo. El conteo final de dos años consecutivos es el método que se aplica para conocer el total de hembras reproductoras de la población de oso pardo en la cordillera Cantábrica.
Lo mismo sucede con el cómputo de crías nacidas anualmente. Tampoco se tiene en cuenta la mortandad de estos jóvenes que se estima puede ser importante.
Por tanto, que haya habido un número de determinadas osas reproductoras y crías nacidas en el año, no puede valorarse como incremento real de la población, tal como se trata de manifestar, dando resultados finales de números de osos que incrementan anualmente la población sin tener en cuenta la mortandad natural reproductiva.
LA POBLACIÓN OSERA ORIENTAL, AL LÍMITE DE LA SUPERVIVENCIA
Un caso especial en la actual situación de conservación de la población de oso pardo, es la que ocupa lo que se denomina el Área oriental, principalmente los territorios de Fuentes Carrionas en la provincia de Palencia, ya que los históricos territorios oseros de Riaño o Mampodre están prácticamente fuera del área reproductiva de la especie, así como los de Asturias, donde la presencia de osos en concejos como Ponga o Caso es puramente circunstancial.
Los datos que ofrecen las administraciones, vuelven a tratar de ocultar una situación crítica que se acrecienta año tras año con la presencia de osos muertos. Un problema derivado principalmente de una gestión de Castilla y León que desde hace años ha puesto al oso en el punto de mira y que nada hace por impedir su lenta agonía poblacional.
La presencia de hembras acompañadas con crías que pasan las fronteras administrativas entre Castilla y León y Cantabria, ha sido de manera recurrente el argumento para ofrecer una imagen de incremento poblacional inexistente.
En 2017, solamente pueden ser dadas como seguras la presencia de cuatro hembras reproductoras, una cantidad exigua si se compara con la evolución positiva de la población occidental. Incrementar este dato obligaría a la Junta de Castilla y León a presentar información técnica independiente que lo corroborase de manera fehaciente, mediante trabajos de genética o seguimiento fotográfico o cualquier otro método validado por departamentos de investigación universitarios.