Cuando el erizo no tiene prisa, su “hábito de pinchos” camufla sus largas patas, dando la impresión de que se desliza sobre el suelo. Pero que no te engañe: cuando eleva su suspensión hidráulica, puede llegar a alcanzar los 7,2 km por hora… por lo que un humano dando zancadas, andaría muy justo para seguirle el paso.
Cargando...