Por experiencia, conocemos la poca fiabilidad que hay en general con la capacidad de discernir un ataque de lobo de uno de perro en el mundo rural.
Para cualquier propietario de ganado, la presencia de un animal muerto se corresponde con un ataque de lobo. Sin embargo, hay suficiente información y trabajos de campo que ponen de manifiesto las claras diferencias que en general existen entre un ataque de lobo y otro de perro.
También es cierto que en la actualidad, se han generalizado algunas razas de perros que causan ataques al ganado y que las características de estas muertes son muy similares a las que causan los lobos.
Todo ello genera una gran confusión, más cuando por falta de experiencia, quienes han de comprobar los daños, son incapaces de discernir entre el ataque de uno u otro animal.
Las reclamaciones de los daños por parte de los ganaderos, tanto con buena como con mala fe, generan situaciones de tensión cuando los ataques no pueden ser identificados con claridad, lo que conllevaría a dirimir de manera precisa, quién es a su vez el responsable de la indemnización, las administraciones públicas, los propietarios de los perros, o los Ayuntamientos, si se trata de perros indocumentados. Curioso, nunca nadie reclama daños a los Ayuntamientos.
En las Comunidades Autónomas donde hay lobos y causan daños, faltan expertos. Quizás patrullas de la Guardería Ambiental altamente cualificadas, que identifiquen de manera clara los daños, pues eso permite tramitar los expedientes con certeza y evitar el constante engaño que también se produce al achacar cualquier muerte de ganado a la acción de los lobos.
Recordemos que su dieta alimenticia está basada de manera muy importante del consumo de carroña. No porque un animal doméstico haya sido comido por los lobos, tiene que ser imprescindiblemente un ataque.
Son muchos los frentes en los que las Administraciones deberían de trabajar para frenar el conflicto del lobo en aquellos territorios donde habita. Sin embargo, la medida más aplicada es la que más apoyo tiene en el medio rural; matar. Matar sin tener en cuenta las consecuencias de una gestión descontrolada que tal como se está comprobando en Asturias, ha llevado al incremento de daños del lobo a la ganadería doméstica.
Un nuevo capítulo de los informes de Caroline Waggershauser nos aproxima a esta realidad de los daños de lobos o perros.
Si tienes problemas para leer el informe, pincha en el enlace:
https://www.slideshare.net/secret/7mO3wNbscnqsuL