Una buena parte de  la región asturiana  se encuentra bajo la cobertura de alguna  figura jurídica de protección. Parques Nacionales, Parques Naturales y Reservas de la Biosfera entre otras. En todos los espacios protegidos  se matarán lobos indiscriminadamente

Sin embargo, en  todos estos territorios se está aplicando con estricta rigurosidad desde hace años la práctica de eliminar al lobo.   Aunque escuchemos que hay unos cupos para eliminar lobos y que la Administración no llega a cubrirlos con lobos muertos, no es cierto.

En realidad, desde hace años,  la permisividad de la administración y de  algunos funcionarios de estos territorios protegidos, que a su vez  son reservas de caza,  han permitido una sistemática muerte de lobos de manera irregular en el desarrollo de cacerías de otras especies.

El resultado que  tenemos en la actualidad es que la población de lobos en muchos de los territorios de mayor calidad biológica   de estos espacios protegidos ya prácticamente no existe como población, o al menos, lo que debería de entenderse como población biológica.

Una presencia de lobos establecida en función de la distribución de grupos familiares estable ocupando territorios de mayor o menor extensión en función de la capacidad de obtención de recursos alimenticios.

En la actualidad, algunas áreas protegidas  de la Cordillera Cantábrica en Asturias, cuentan con una población de lobos que si la tuviéramos que evaluar en función de la presencia de grupos familiares, cada grupo no llegaría a 1,4 lobos.

La situación es caótica y ha llevado al lobo a  un proceso de dependencia  de obtención de recursos tróficos que lo sitúa en muchas ocasiones  fuera de las estrategias  y comportamientos innatos de esta especie, precisando mantener  al mismo tiempo la estructura de grupo para   sobrevivir y  cumplir con la función ecológica que   desempeña en la naturaleza.

El Gobierno de Asturias, es el único responsable de la actual situación de daños que  el lobo causa  a la ganadería, le ha obligado y  lo obliga  en la actualidad a buscar en el ganado uno de sus pocos recursos alimenticios a los que puede acceder.
Mientras, para la Administración, los espacios protegidos continúan siendo un valor en alza para promocionar una región de gran valor ambiental, pese a  que ha decidido después de  40 años de intenso trabajo de conservación  renunciar a su  protección.

La Administración de Asturias  está obligada a mantener esta imagen del lobo en los espacios protegidos, no a exterminarlo.