Aunque sea de una manera tan sencilla como poner unas pipas o unos cacahuetes en el balcón de casa, la pequeña acción se convierte en una importante ayuda de supervivencia para las aves en momentos de extrema dificultad.
Además, con su cercanía podemos disfrutar viéndolos, aprender a diferenciar especies, hacer magníficas fotos o vídeos.
Es evidente que los pájaros poseen mecanismos de defensa ante las situaciones extremas. El hecho de volar les permite, cuando intuyen tormentas u olas de frío, desplazarse hacia zonas donde el clima tenga mejores condiciones.
El invierno, fuerza a muchas a emigrar a tierras lejanas, ya que con el frío desaparece toda posibilidad de encontrar alimento.
Pero aun así, nuestro jardín, haga frío extremo, llueva torrencialmente o caigan nevadas tan copiosas como las que están sucediendo estos días, mantendrá una presencia de aves constante.
Con una alimentación suplementaria, descubriremos que no son pocos los que pasan el invierno en nuestro entorno. Un ir y venir, recogiendo pipas o picando cacahuetes, llena de vida el día más duro del invierno.