Esta semana hemos tenido una de esas experiencias que nos permiten aprender del comportamiento de los osos cuando entran a alimentarse de las colmenas.
Es un pequeño colmenar sin ninguna protección a la puerta de casa, en una propiedad del FAPAS.
Hemos recibido la visita de un ejemplar macho que ha destruido una de las colmenas, sin tocar las demás, lo que nos indica que solo ha estado una noche. Normalmente los osos no destrozan muchas colmenas de una sola vez. Los grandes daños en colmenares se producen por la entrada reiterada de los ejemplares a lo largo de varios días o semanas.
Pudimos comprobar que el oso destrozó una colmena y únicamente sacó de ellas los cuadros que contenían larvas. Los cuadros con miel quedaron intactos.
Aquí vemos la colmena con los cuadros con miel que hemos dejado para que las abejas de las demás colmenas vivas las aprovechen. Está muy claro que el oso estaba buscando prioritariamente proteína, no miel.
Eso sí, conocedor de dónde encontrar alimento, un par de noches más tarde volvió a recuperar el botín que había dejado, la miel.
Pero pese a encontrar ya muy poca miel, las abejas de las otras colmenas ya la había recogido casi toda, el oso ni se acercó al resto de colmenas sin protección.
La respuesta la tenemos en la imagen que hemos captado de su pastel que también nos dejó a la puerta de casa.
Compuesto por restos de cera y pepitas de cerezas. El requerimiento de proteínas de los osos finaliza en cuanto aparecen los primeros frutos en el monte, que son las cerezas silvestres. Entonces pierden el interés por las colmenas.
Y es que estas zonas de montaña donde trabaja el FAPAS la presencia de cerezos silvestres es muy alta, entre los que ya había y los que estamos plantado desde hace años.
Los primeros cerezos que plantó el FAPAS en sus fincas, son ahora árboles que producen mucha fruta convirtiéndose cada año en lugares de alimentación del oso.
Prevenir daños plantando frutales silvestres
Cuando tratamos de solucionar el conflicto de la presencia de osos en zonas de explotación apícola, los planteamientos se orientan siempre a la protección directa de los colmenares, con acciones de ayudas que desde las administraciones se ofrecen a los apicultores como son las subvenciones para adquirir pastores eléctricos.
Incrementar la presencia de especies productoras de frutos en zonas de montaña, es también una valiosa ayuda para prevenir los daños que causan los osos y disminuir los conflictos con los apicultores.